- Ring, ring, ring.
- ¿Diga?
- ¿Ana?
- Si, soy Ana. ¿Quién eres?
- Soy Manolo. ¿Cómo estás?
- Bien. ¿Y tu?
- Muy bien
- ¿Que quieres Manu?
- Veras, esta noche estoy muy solo y me gustaría follar contigo.
- Pues lo siento mucho, pero no puedo. Mi marido está de viaje y no volverá hasta mañana. Así que esta noche estoy sola y me es imposible.
- No entiendo absolutamente nada. Me he quedado en blanco. ¿No es mejor que tu marido no esté en casa?
- En general si, pero en mi caso, no. Cuando mos casamos yo le prometí a mi marido que siempre que follara con otro hombre lo haría solo cuando él esté en casa. Cuando él está afuera no puedo follar, ni con él ni con otro. Castidad absoluta. Afortunadamente no viaja mucho y cuando lo hace, solo está ausente una noche. Mañana regresa así que mañana si quieres, follamos los dos delante de él. Ya sabes que le pone muy cachondo.
- Pues vaya, es una lástima. Me gustaría estar contigo esta noche. ¿De verdad que no puedes?
- No Manolo. Eso sería engañarle y él confía en mi. No puedo traicionarle.
- Pero si no le dices nada él no sabrá nada.
- Él no pero yo si, y mi conciencia no me dejaría descansar.
- ¡Pues si que sois una pareja rara, chica! He follado con muchas mujeres casadas y desde hace como veinte años y nunca me había pasado algo así.
- Es una lástima, chico, pero la vida es así. Si quieres mañana por la noche, que estará Juan, te reservo el turno, como si estuviésemos en la carnicería. ¿Te viene bien a las ocho?
- Si, me viene bien, allí estaré.
- Te espero... uh, que digo, te esperamos los dos mañana a las ocho. Ahora cuando cuelgue, le mandaré un mensaje y se pondrá muy contento. Él te aprecia mucho. Dice que eres el mejor de mis amantes.
- ¡Uh, que bien! A mi también me cae bie tu marido. Es muy simpático y comunicativo.
- Bueno, Manu, estoy cansado. Hoy fue un día muy agotador en la oficina y me voy a la cama a dormir. Nos vemos mañana. Chau.
- Chau Ana. Hasta mañana. Que descanses.
- Igualmente. Chau.
jueves, 5 de febrero de 2015
domingo, 1 de febrero de 2015
Tres meses fuera de casa
Cuatro años después de casados le dije a Jenn que me gustaría que ella tuviera sexo con otros hombres. Tras la sorpresa inicial, ella no lo vio nada claro. Yo tenía más interés en el asunto que ella. Quería que conectáramos en internet con una web de contactos muy conocida, pero a ella no le gustaba la idea. Ella prefería esperar a tener una ocasión propicia:
"Veremos si surge algo," decía ella.
Pasaron como 8 o 9 meses y a principios de junio llegó la boda de su hermana menor. Paulas vive en otra ciudad, en la ciudad donde nacieron ambas y aún viven sus padres, Así que el sábado cogimos un avión y fuimos a la boda. Ella me había planteado quedarse una semana en casa de sus padres y contactar con sus antiguas amigas del instituto. Yo no puse ningún problema.
El domingo por la noche volví a casa y el lunes fui a trabajar como de costumbre. Recibí un mensaje de Jenny preguntándome como me fue el día. Le conté y ella me contó lo mismo. El martes por la noche, mientras estaba viendo la tele después de cenar, recibí un mensaje del móvil de Jenn, pero la notaba distinta. No le dije nada, pues pensé que me echaba de menos. Es muy habitual que después de unos días uno añore su pareja, su casa y sus cosas. Pero el miércoles mientras estaba desayunando recibí un mensaje de Jenny
"Hola cariño, ¿estás ahí?""Si""Te voy a mandar dos fotos. Mira primero una y después me contestas que te parece. Después te envio la segunda. ¿OK?"OK"
Unos minutos más tarde recibí una foto de ella. Estaba al borde de la piscina y llevaba puesto un bikini muy pequeño que reconocí, pero al lado había un tipo de su edad, de unos 35 años, alto, moreno, tostado por el sol.
"Estás muy rica, como siempre. ¿Y quién es él?""Antes de contestarte, te voy a mandar la siguiente foto. Cuando la recibas, no me contestes por el móvil. Chateamos en el ordenador unos minutos. Mientras te llega, puedes encender la máquina. No quiero que llegues tarde al trabajo. Te espero"
Encendí el ordenador y mientras se cargaba, recibí la foto de ella. Jenny estaba desnuda, de rodillas y chupándole la polla a un tipo que estaba de pie. Una polla grande, por cierto, más grande que la mía, que es de un tamaño normal (20 cms). Estaba claro que la foto la había sacado él mientras mi esposa le chupaba la polla de rodillas. La cara de Jenny lucía una amplia sonrisa. Mientras me recuperaba del shock, la casilla del chat parpadeaba. Ella ya estaba conectada. Esta fue nuestra breve conversación tal como la recuerdo:
Esta fue nuestra primera aventura cuckolding, pero hubo muchas más. En vez de pasar una semana, según lo que había planificado, estuvo los tres meses del verano. Yo estuve con ella dos semanas y me presentó a los tres tíos con los que se había acostado hasta ese momento. Durante esas dos semanas se acostó conmigo y con ellos, pero siempre por separado."¿Qué pasó anoche?" le pregunté."El tipo de las dos fotos es Adam, un antiguo compañero del instituto. Él fue quién me desvirgó. Después de almorzar fui al centro. Me lo encontré por la calle, fuimos a un bar a tomar una cerveza, hablamos de los viejos tiempos, me dijo que iba a ir a la piscina municipal, que si yo quería ir con él. Le dije que si. Fui a casa de mis padres y me puse el bikini y unos shorts y una camiseta y nos fuimos. Después me invitó a cenar, fuimos a un restaurante. Después me invitó a ir a su casa, fui y allí empezó todo. Como en la piscina le habíamos pedido a un desconocido que nos sacara una foto de los dos de recuerdo con mi móvil, después se la pasé al suyo. Mientras estaba chupándole la polla en la cama , me acordé de ti y le pedí que me sacara la foto chupándosela de pie. Después follamos. Pensé que te gustaría hacerte una paja mientras miras la foto."
"Gracias cariño por acordarte de mi", contesté.
Poco a poco fuimos evolucionando y mejorando en nuestras relaciones cuckold. Para mi siguiente cumpleaños me regaló un cb-6000, que llevo todos los días desde entonces. Después me permitió mirar mientras lo hacía. Yo nunca se lo pedí, pero ella suponía que ardía en deseos de mirar. Pero tampoco me dejó mirar el primer día. Hasta ese momento, yo me iba al cine o a cualquier otro lugar hasta que ella me llamaba. A ella, como a todas las mujeres, les gusta hablar después de follar. Así que una vez llegué a estar tres horas fuera de casa. Pero un día me permitió estar en la casa pero no mirar. Me obligó a estar sentado en el sillón viendo la tele. Me prohibió levantarme del sillón, excepto para ir al baño. Y no salió hasta pasadas cuatro horas. Lo que más me acuerdo de aquella ocasión es del hambre, pues eran casi las once de la noche cunado ella salió. Preparé una cena rápida mientras ellos se duchaban juntos y cenamos a las 11:30 de la noche.
Como un mes más tarde me dejó mirar. Ella estaba nerviosa. Yo la ponía nerviosa mirando. Me di cuenta y le pregunté si quería que saliera de la habitación y me contestó:
No es necesario. Supongo que me acostumbraré pronto.Y vaya si se acostumbró: diez minutos después ya no se acordaba de mi.
Después de esto empezó a follar cada vez menos conmigo. Y empezó a masturbarme ella con la mano y a obligarme a tragarme mi propio semen.
"Para que te vayas acostumbrando," decía ella.Después vino la última fase. Me obligaba a lamer su coño lleno de semen de su amante. Y en el caso de algún amante que lo permitía, limpiarle la polla con mi boca.
Y esto es todo.
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