Joe fue novio de mi esposa Connie en la universidad. Se separaron porque él era muy celoso, pero celoso sin fundamento alguno, de ese tipo de hombres que siempre están disgustados si una falda es demasiado corta o un escote demasiado pronunciado. Por supuesto Connie nunca le dio motivos reales para sus celos.
Joe fue invitado a nuestra boda, pero acudió sin pareja. Pero además tampoco estaba integrado en ningún grupo. Entre los invitados de Connie estaba un grupo de amigas con sus novios/maridos pero el único invitado de la universidad fue Joe, lo cual hacía que destacara más. Cuando hablamos del tema de los invitados a la boda y mi entonces prometida me habló de este tipo, me contó su relación con Joe. No me agradó nada que invitara a su antiguo novio, pues he de admitirlo, soy era un poco celoso. Pero pensé que esa vez, él que se iba a acostar con Connie esa noche iba a ser yo, no él. Así que me pareció bien tuve que admitir que le invitase.
Antes de la boda Connie y yo compramos una casa antigua un poco apartada a un muy buen precio. Pero necesitaba una reforma, así que inciamos una reforma antes de la boda, obra que íbamos a continuar después. El plan era pedir un préstamo al banco, reformar una parte de la casa mientras pagábamos el préstamo, pedir otro préstamo y seguir con las reforma. Así lo hicimos. Nosotros pensábamos empezar por nuestro dormitorio, pero la arquitecta nos dijo que debíamos empezar por la planta baja, ya que tenía que reforzar las paredes de dicha planta primero para asegurar que la casa no se derrumbara o le salieran grietas durante "los próximos cien años". Según ella, era peligroso hacer obras en la planta alta sin reforzar la planta baja primero.
Cuando nos casamos ya estaba gran parte de la planta baja reformada. El plan era, cuando llegásemos a la planta alta, reformar primero un dormitorio como nuestra alcoba provisional mientras reformaban la nuestra.
Unos seis meses después de la boda empecé a sospechar que Connie se acostaba con Joe. El compañero de universidad de mi esposa vivía en otra ciudad, pero desde la boda empezó a frecuentar nuestra ciudad, y cada vez que lo hacía, nos visitaba.
Un día me vino una idea a la cabeza para confirmar mis sospechas. Le pedí a la arquitecta que mandara hacer unas regatas por las paredes de nuestra alcoba que fueran hasta el sótano, lugar donde solo teníamos vino y que Connie no visitaba nunca. Puso una cara rara, pero no dijo una palabra. Hablé con un instalador de cámaras, le hice una copia de los planos de la casa, y él le hizo un esquema a la arquitecta de por donde debrían ir los cables. La arquitecta mandó hacer las regatas en nuestra alcoba. Por supuesto le pedí la máxima discreción y ella contestó que nunca se metía en asuntos privados de sus clientes. Afortunadamente Connie no visitaba casi nunca las obras hasta que yo le avisaba que había llegado el momento de instalar las terminaciones, a pesar que vivíamo en la casa misma, El instalador me colocó tres cámaras en la alcoba, una cenital, es decir en el techo, justo encima de la cama. Las otras dos una en cada pared lateral de la alcoba. En el sótanos instalé un ordenador con un gan disco duro que grababa las imágenes de las tres cámaras.
Algún espabilado podría pensar que era innecesario hacer esas obras, ya que con una conexión wifi igual podría haber enviado las imágenes al sótano, pero las conexiones wifi no son apropiadas para mantener la privacidad. No quería que nadie me robara lo que filmasen las cámaras.
Una vez estuvo nuestra alcoba preparada, nos instalamos en ella. No tardó en surgirme un viaje de negocios de tres días de duración, así que programé el ordenador para que hiciera una foto cada minuto desde las 9 de la noche hasta las 12 durante las dos noches que iba a estar ausente.
Cuando regresé el viernes por la noche estaba ansioso por bajar al sótano, pero no pude hasta que Connie se durmió. Bajé al sótano. Las primeras fotos captaron la cama vacía, pero pronto vi a la pareja entrar a la alcoba y hacer el amor. Primero lo hicieron una vez, después descansaron en la cama haciendo cucharita, y follaron por segunda vez. He de reconocer que Joe era mejor amante que yo. Y además Connie le hacía cosas que a mi nunca me había hecho, como lamerle el ano.
Al día siguiente sábado estuve pensativo todo el día. Tenía que tomar una decisión. Y la tomé. Y tomé la mejor decisión que podía tomar.
Después de cenar, empecé a hacerle caricias. Ella respndió bien y pronto estábamos bien calientes los dos. Y entonces paré y me encaminé hacia el sótano con la verga bien empalmada.
"¿A donde vas? ¡No me dejes así!
"Voy coriendo a traerte una sorpresa. Enseguida vuelvo."
Yo había cambiado las fotos interesantes a mi notebook y borrado las que solo mostraban la cama vacía, pero había guardado la notebook en el sótano para evitar que Connie viera las fotos antes de tiempo. Cuando volví con la notebook pusé el visor de fotos en forma continua de modo que cada 20 segundos cambiaba de foto.
Mientras ella miraba las fotos, yo la miraba a ella. Veía su rostro que iba de la sorpresa a la indignación, pero al final me miró con una cara de expectativa. Me pidió que parara la notebook.
"Si quieres el divocio, por mi no hay ningún problema, pero sólo te pido que borres las fotos y no las difundas por internet. Espero que no lo hayas hecho todavía".
"No quiero el divorcio. De momento solo quiero que disfrutemos los dos de las fotos y que follemos. Y para tu tranquilidad, no sería capaz de divulgar estas fotos sin tu permiso".
"¿Entonces solo quieres calentarte con estas fotos?"
"Solo quiero eso."
"Pues pon en marcha ese aparato de mierda otra vez que te voy a dar la mejor follada de toda tu vida."
Y efectivamente, así fue. Follamos y Connie incluso me hizo lo que le hacía a Joe y nunca me había hecho nunca a mi. Fue la mejor sesión de sexo de toda mi vida.
Como Joe es celoso, Connie me pidió que nunca le dijera nada sobre mis grabaciones. Es una situación extraña que el marido cornudo no esté celoso y el amante de su esposa si.
Cada vez que yo no estoy en casa, programo la máquina y Connie y Joe se acuestan en la cama. Después que Joe se va, mi esposa y yo vemos las fotos y videos juntos y después follamos.
Lo que le pasa a Connie es muy sencillo. Le gusta follar mas que a mi. Así que un matrimonio con tres patas se aguanta mejor.