How we Got Started
HotWifeNon
Modern directions
Cuando empezó todo nosotros sabíamos muy pocas cosas sobre el fenómeno hotwives y maridos cuckold (en realidad nosotros estamos en el final extremo conservador de la escala política), pero explico a continuación como nos metimos en este mundo.
Antes de empezar, quiero hablar un poco sobre mi esposa. Jenny es extremadamente conservadora, no sólo en lo político, sino también en lo social y en las relaciones personales. En su vestuario, si destaca por algo mi esposa es por su conservadurismo: ropas amplias, sin escotes y faldas apenas unos centímetros por arriba de la rodilla pero muchas veces por debajo. A pesar de estos antecedentes, mi esposa demostró una amplitud de miras reñida con los valores conservadores. Para empezar, nunca quiso tener hijos. Pero como en nuestro ambiente social esto está muy mal visto, la explicación que damos es que, después de cinco años de matrimonio, ella no puede concebir. El único límite es que ella compra las pildoras en una farmacia cercana a su trabajo.
Todo empezó cuando mi esposa Jenny invitó a varios amigos a una comida en el jardín de nuestra casa. El vecino recién divorciado que vivía en la casa de al lado fue el primero al que Jenny invitó. Ella estaba apenada por él, por estar divorciado y solo.
Will se hizo cargo de las hamburguesas. Me acerqué con un par de cervezas frías y le pregunté como le iba después del divorcio. Me comentó que, aparte que estaba caliente todo el día, lo demás iba muy bien. Miró a mi esposa y dijo que si él tuviera una esposa tan bonita como mi Jenny, probablemente todavía estaría casado.
"Entonces estás buscando a alguien como Jenny."
"No para mudarme de residencia o para casarme (ya aprendí la lección), solo para follar."
Después les vi a los dos charlar amigablemente. Era obvio que los dos se sentían muy cómodos charlando. Me di cuenta que Jenny estaba tomando un interés especial en su situación.
Jenny trabaja a tiempo parcial por las mañanas, y Will trabaja en casa, así que los dos están solos en casa mientras yo trabajo fuera.
Durante las siguientes semanas pensé que quizás tuvieran un relación. A esta conclusión me llevó el hecho que un día cuando llegué a casa, Will estaba arreglando el desagüe de la ducha. Jenny, que tenía una toalla arrollada alrededor de su cuerpo, me explicó que pasó:
"Estaba tratando de darme una ducha pero el plato se inudó de agua. Will dice que está lleno de pelos."
Aquella noche en la cama squé el tema a la palestra:
"Pienso que si quisistes tener un afair con Will te hubiera sido muy fácil."
Jenny dijo:
"¿Piensas que Will y yo estamos teninedo un afair."
"¿Lo estaís teniendo?"
"Admito que sería fácil liarme con nuestro vecino, pero no me arriesgaría a echar por la borda nuestro matrimonio por algo como eso."
"Pero si yo no pusiera inconvenientes por mi parte, lo harías."
Ella se tomó un tiempo para responderme:
"Creo que si supiera que no faectase a otras cosas, lo haría."
"Así que te gustaría tener sexo con Will."
Jenny se puso a la defensiva:
"El hecho que yo podría pensarlo cuando le veo y lo que me gustaría hacer son dos cosas muy diferentes."
Pero yo era consciente de que con una tentación continua, Jenny iba a caer en ella alguna vez. Y realmente cayó. Si lo irremediable iba a pasar, yo no quería ser como muchos maridos que son los últimos en enterarse, o incluso, no se enteran nunca. Quería saber cuando sucedía, e incluso, controlarlo. Jenny no soporta muy bien las exigencias, así que decirle que no hablara con Will mientras yo no estuviera presente no solo era contraproducente, sino también era forzar a que los hechos sucedieran igual pero a mis espaldas. Al menos hablábamos de ello.
Unos pocos días después, mi esposa me dijo:
"Creo que debes saberlo. Will está flirteando abiertamente conmigo. No quiero que se convierta en nuestro enemigo, y por eso no sé qué hacer."
"¿Qué sientes realmente sobre esto?"
"Bien, realmente me siento halagada pero estoy casada."
Yo había meditado el tema durante mucho tiempo, así que le dije:
"¿Cómo afectaría esto a nuestro matrimonio?"
"¿Si ocurriera qué?"
"Si te fueras a la cama con él."
"Creo que serviría para empezar una nueva relación."
"Entonces, hagamoslo."
Un par de días después Will me llamó y quiso que nos encontrámos en un café cercano a mi trabajo a la salidad del mismo. Yo esperaba que no tuviese que confesarme nada.Esto me jodería mucho, no tanto porque Jenny se acostase con él como porque me lo ocultase.
Will empezó disculpándose por "charlar demasiado" con mi esposa y que Jenny le había insinuado que a mi no me gustaba ese hecho. Le respondí que al principio estaba un poco celoso, pero que después había meditado mucho sobre el asunto, y que mientras él recordase quién estaba casado con Jenny, "no me importaba lo demás". Will me preguntó que significaba la coletilla finalde la frase:
"Quizás sea mejor que definas "no me importa lo demás", pues más de uno podría llegar a una conclusión errónea."
"¿Quieres llevartela a la cama?"
Acertadamente pensó que contestar con un simple si o un no me llevaría a una conclusión equivcada.
"Tu mujer es realmente hermosa. ¿Quién no querría llevarsela a la cama?"
Yo llevaba semanas pensando sobre el tema, así que le dije:
"Propónselo."
Él me miró con una evidente mirada de sospecha en la cara:
"¿Quieres probarla o algo parecido?"
Según me confesó poco después, esperaba un estallido de risas y una declaración mía que todo era una broma. En vez de eso, miré mi café en silencio durante unos segundos que a ambos nos parecieron una eternidad.
"¿Lo dices en serio?"
Le respondí con una pregunta:
"¿Tienes algún tipo de enfermedad de transmisión sexual?"
"¡Por supuesto que no!"
Cuando llegué a casa le conté a Jenny la conversación tal como se la he contado, con pelos y señales. Ella me preguntó si eso significaba que le daba carta blanca. Por supuesto, le contesté.
Jenny no se olvidó facilmente de sus perjuicios conservadores. Un par de días después, Jenny me llamó al trabajo y me dijo que Will le había invitado a su casa. Le contesté que podía ir. Me preguntó si sabía a donde podía conducir eso, y yo le respondí con otra pregunta:
"¿Estás tomando la píldora?"
"Por supuesto que si."
"Entonces ve sin miedo a su casa. No necesitas preservativo porque Will me dijo, tal como te conté, que no padece ningún tipo de ETS y yo le creo."
"¿Estas seguro de lo que dices? ¿No te arrepentiras después? ¿No afectara a nuestro matrimonio?"
"Borra esos pensamientos de tu cabeza y disfruta a tope."
Cuando llegué a casa, Jenny estaba saliendo de la ducha. Su cara estaba sonriente y la felicidad se reflejaba en su cara. En cuanto me vio, se abalanzó sobre mi y me abrazó. Por el movimiento brusco de su cuerpo, la toalla se cayó al suelo. Su cuerpo desnudo presionó contra el mío. Me dio un largo beso de tornillo, como hacía tiempo que no lo hacía.
"¿Lo hicisteis?"
"Claro que si."
"Es bueno en el sexo?"
"¡Muy bueno! Pero será mejor que charlemos sentados."
Se arrolló de nuevo la toalla sobre su lindo cuerpo y me invitó a que nos sentemos en el borde de la cama. Me contó con pelos y señales la sesión de sexo que tuvieron, sin cortarse nada. Pero yo no voy a dar esos detalles aquí. Le pregunté:
"¿Quieres hacerlo regularnente con él?"
"Will me ha pedido que nos veamos tres veces por semana, y yo le he dicho que también tengo que satisfacer a mi marido, que también me encanta follar con él. Le dije que no estoy acostumbrada a tanto sexo."
Le miré fijamente a los ojos.
"No debiste decirle eso. Si lo haces, pongamos, una sola vez a la semana con él, puede que él busque sexo por otro lado, y entonces corremos el riesgo los dos de contraer una enfermedad sexual."
"Puedo usar condones."
"No te gustan."
Ella me miró sorprendida. La conversación iba tomando un camino sorprendente.
"Esto es sorprendente. ¿Me estas diciendo que debo acostarme con él cada vez que me lo pida?"
"Efectivamente"
"¿Qué pasará cuando tenga el período?"
"Se la chupas y te tragas el semen. Eso le gustará"
Al día siguiente Will apareció por casa pocos minutos después de mi llegada. Era evidente que estaba eserando a que yo llegase a casa. Sin duda quería saber que tal iba nuestra relación y si yo había mostrado una buena actitud. Yo preferí salir de la escena y anuncié que me iba a duchar. Era mejor que los dos hablaran, aunque sin duda ya lo habían hecho durante el dia. Cuando volví al salón, Will rompió el fuego:
"Jenny dice que tu le has dicho que debe satisfacerme cuantas veces desee. No es que duda de su palabra, pero prefiero confirmarlo de tu propia voz."
"Es cierto que dije eso y lo mantengo. No quiero que ninguno de los tres pille algo indeseable."
Jenny intervino en ese punto de la conversación.
"Yo he hecho cálculos mentales. Si me acuesto con uno tres días a la semana y con el otro otros tres días, me quedaría un día libre. Si me obligais a hacerlo todos los días, no sé si aguantaré."
"Cariño, sabes que soy psicólogo, y sé que te acostumbrarás. El cuerpo se acostumbra a un régimen de vida determinado, tanto de comidas como de horas de descanso, a hacer deporte, o a no hacerlo. Cada vez que cambiamos de régimen de vida, sufrimos. Pero si al principio hacemos un esfuerzo, después nustro cuerpo se acostumbra al nuevo tipo de vida. Ya verás como a ti te pasa lo mismo. Con le sexo pasa lo mismo. Al principio tendrás que esforzarte un poco en mantener todos tus sentidos en el sexo, pero después te acostumbrarás. De todos modos me parece bien que al principio descanses un día a la semana, aunque estoy convencido que pronto renunciarás a ese día de desanso."
Me pare que me quieres convertir en una ninfómana," dijo riendo.
Han pasado casi siete meses desde aquel día. No solo Jenny renunció pronto a su día de descanso, sino que además hay días que tiene dos sesiones, una con él y otra conmigo. Ya no hay más "no, esta noche no, cariño" ni más "me duele la cabeza."
Lo más increíble es que la vida de Jenny ha mejorado mucho, pero la mía también. Al estar ella más feliz, yo también lo estoy. Por supuesto Will también lo está, pero eso no es de mi incumbencia. Lo que me importa es nuestra relación de pareja, y desde entonces, ha mejorado un cien por cien.
PD: un sábado por la tarde Jenny me preguntó si podía ir a un motel con Jenny. Le mostré mi estrañeza, y ella me contestó:
"Es algo que nunca he hecho: registrame en un motel con un hombre que no es mi marido."
Le dije que se fueran a un motel bien lejos de casa. Así lo hicieron.
FIN